La Vida nos está puliendo
Se siente la intensidad creciente de las energías que nos están limpiando por dentro, empujando lo viejo para dar espacio a lo nuevo.
La Vida nos está iluminando.
La luz ya no pide permiso, ya no espera a que le abramos la ventana. Decidida a iluminar hasta el último rincón, la luz derriba las paredes y los techos que nos servían de protección y de escondite, abrazando hasta al más escurridizo de nuestros monstruos.
La Vida nos está despojando.
Nos arranca los deseos, las expectativas y las excusas. Nos arrebata recuerdos, viejas identidades y estructuras mentales. Deja sin sentido ya los juicios, las resistencias y todo aquello que nos fragmenta y separa.
Las capas se desprenden y nos miran a los ojos una tras otra, para luego desaparecer rápidamente sin darnos tiempo siquiera a comprenderlo.
La Vida nos está desnudando.
Nos quita las ropas que nos abrigan, las joyas que nos adornan, las máscaras que nos ocultan. Nos deja desprovistos ante el vacío, a la intemperie y expuestos en un terreno para nosotros desconocido. Sin escudos, sin armas y sin velos.
La Vida nos está empujando.
No hay resistencia que pueda ganarle. No hay excusas que valgan ni escapatoria posible. No hay tampoco palabras que abarquen la profundidad a la cual nos está llevando. Sólo nos queda entregarnos, soltar todo lo que nos ata y rendirnos al proceso. Abrazar la luz aunque duela, aunque nos haga sentirnos solos y desorientados en medio de la nada. Abrazar el fuego que quema nuestros abrigos y nos deja tiritando.
Porque en ese fuego, la vida nos está puliendo. Y porque finalmente…
La soledad y el vacío nos fundirán a la totalidad.
La sensación de frío despertará el abrigo del corazón.
El silencio nos abrirá a sentir melodías angelicales.
La quietud nos llevará a danzar la danza del alma.
Y la luz reflejará nuestro brillo original.