LA VIDA ES COMO EL MAR | Reflexiones

La vida transcurre, así como el mar, desplegándose y replegándose sobre la orilla. Y al igual que el mar, la vida nos envuelve y nos moviliza sin que podamos controlarla. A veces nos azota con tormentas y otras, nos trae una vela, tal como en la película Náufrago. Podemos oponer resistencia durante un cierto tiempo, pero tarde o temprano nuestras fuerzas se agotan y el mar vuelve a su movimiento natural, si es que acaso se había modificado.
 
La resistencia, por otro lado, nos corroe. Es un intento de la mente para salvarnos de entrar en un terreno de incertidumbre. La resistencia agota nuestras fuerzas y nos lleva al límite de lo que toleramos para que caigamos, y en ese agotamiento, en el cual ni razonamientos nos quedan, podamos escuchar un poco más allá la voz de nuestra intuición que nos dice: ¿por qué te resistís?, ¿realmente crees que podés modificar el curso de la vida o, incluso, modificar el camino de evolución de otros?, ¿cuál es tu mayor miedo?, ¿miedo al abandono, miedo a la muerte, a la opinión ajena, a la soledad, a tener que hacerte cargo de tu responsabilidad?
 
Esa voz de la intuición surge cuando le damos más espacio al corazón para que se exprese, cuando permitimos que su calor inunde la frialdad de la mente. Es esa voz que nos invita a abrazar la vida aceptando cómo se mueve, con lo que trae y con lo que se lleva, aunque duela, en la confianza de que está movida por algo misterioso, inteligente y mucho más grande. Comprender que, así como quita, también da, y todo en el momento justo y perfecto para mí, aunque no lo llegue a comprender. Aceptar la vida tal y como es, ahora, ni antes ni después. Aceptar lo que la vida me provoca, aquello que se despierta en mí y que necesita ser atendido. Y empezar a preguntarme ¿qué hago yo con esto?, ¿cómo lo vivo?, ¿cómo lo transformo?, ¿desde dónde vengo construyendo mi realidad?, ¿desde dónde quiero construirla hoy y a partir de ahora?
 
La vida es como el mar, así como quita…da.