CUAL PECECITOS EN EL RÍO | Reflexiones

Cual pececitos en el río, hemos estado siglos esperando y luchando por el alimento que venía de afuera. Incluso si ese alimento terminaba siendo una carnada para engancharnos y llevarnos a una pecera para adornar un salón; robando nuestro color, nuestra energía, nuestra libertad.

Las cañas fueron aumentando y adaptando sus carnadas, deseosas de captar a estos pececitos hambrientos y desprevenidos, desesperados por la escasez y mirando sólo hacia la orilla. Esas cañas que nos ofrecieron alimento para apagar la desesperación. Esas cañas que aprendieron a tocar y remover nuestras heridas/vulnerabilidades/necesidades para luego ser vistas como las salvadoras y proveedoras de alivio.

El marketing con sus técnicas tradicionales, las estrategias de los políticos en campaña, los gurús con sus recetas mágicas, las religiones ocultando parte de la historia, la industria farmacéutica y sus abusos, las vacunas innecesarias, las cirugías deformantes de la belleza natural, las redes sociales, y muchas, muchas más.

Y así, seguimos alimentándonos de la carnada y entregando progresivamente nuestro poder interior, nuestra capacidad de auto-sanarnos, la posibilidad de mirar a nuestro alrededor y reencontrarnos, de nadar hacia el fondo y descubrir la salida que nos conduce hacia el mar.

¿Hasta cuándo vamos a entregar nuestro poder? ¿Hasta cuándo vamos a luchar entre nosotros con la falsa creencia de la escasez? ¿Son ellos los culpables o nosotros? ¿Hay un ellos y un nosotros? ¿Realmente hay culpables en todo esto? ¿Estamos listos para ver la historia completa?

Todos hemos creado la realidad en la cual estamos, cada uno interpretando un papel en esta gran y necesaria obra de teatro, para finalmente tomar contacto con lo verdadero que se encuentra en nuestras profundidades, en la conexión entre nosotros y en la inmensidad del mar.

¿A quién o a qué le hemos entregado nuestro poder hasta ahora? ¿De qué estamos huyendo al comportarnos así? ¿Reconocemos que tenemos el poder en nuestro interior o aún no?

Todo está saliendo a la luz afuera como un gran espejo en el cual reflejarnos y reconocer cuál ha sido nuestro rol en este gran escenario. Reconocer y soltar uno a uno los bastones que nos ayudaron a caminar hasta ahora, salir de nuestra zona de confort y comenzar a nadar hacia el fondo en busca de la salida al mar, hacia la libertad, la abundancia, la creatividad, el amor, la compasión, la paz y la unidad.

Salgamos de la Era de Piscis, dejemos de comportarnos como pececitos necesitados de alimento, soluciones, salvación, recetas mágicas… en suma: AMOR. Inundemos cada una de nuestras heridas con ese amor que siempre hemos buscado afuera y que, sin embargo, podemos encontrar como una fuente infinita en nuestro corazón.

Entremos por fin en la Era de Acuario. El mar nos espera.